1977 - 1980 Berlín


En 1977, el cansancio del éxito y su interés por el emergente krautrock alemán le lleva a trasladarse a Berlín, donde realizaría sus tres siguientes discos, conocidos como la Trilogía de Berlín. En esta ciudad comparte piso con Iggy Pop y ambos se desintoxican de su severa adicción a las drogas. Bowie ayuda a Pop produciendo sus dos primeros discos en solitario, y co-escribiendo la mayoría de las canciones, The Idiot y Lust For Life, los más aclamados de la carrera solista de Pop, quien le devuelve el favor con una pequeña colaboración en coros en el primer disco berlinés de Bowie, Low. Este disco y los dos siguientes los co-produce el propio Bowie junto a Tony Visconti, pero el factor decisivo en el característico sonido de la trilogía correría a cargo de otro superviviente del glam rock, Brian Eno, quien escribe y toca muchas de las partes instrumentales de las canciones, dotándolas de grandes influencias del krautrock y la música electrónica.


Este periodo, que es el favorito para muchos de sus fans, se caracteriza por ser el momento en que Bowie logró la mayor reputación como artista experimentador y arriesgado de su época, volviendose todo un referente para otros artistas y dotándole de una credibilidad muy por encima de sus contemporáneos, aparte de algunas de las mejores críticas de su carrera. Un Bowie a contracorriente y minimalista que a sus 30 años ya era considerado leyenda... Todo este crecimiento del mito y esta apuesta por lo arriesgado le valdría a Bowie la pérdida de muchos de sus seguidores acérrimos (por un lado los de la etapa Ziggy y por otro los más souleros americanos), que se vería reflejada en una enorme bajada de ventas de sus discos de esta etapa con respecto a las de sus trabajos anteriores especialmente en el mercado americano.


«Low», editado a comienzos de 1977, sería un éxito comercial tanto en Europa como en EEUU gracias al single «Sound And Vision» (que sería el último éxito de Bowie en América en tres años), pero sus tintes experimentales y electrónicos y sus temas instrumentales desorientaron a gran parte de sus fans, a los críticos musicales e incluso a su discográfica que se negaba a publicarlo y que ni siquiera lo promocionó; y las ventas de Bowie a partir de este trabajo comenzaron el descenso.


El siguiente elepé, Heroes (también editado en 1977 y tratando de volver al mundo del rock, aunque a través de la experimentación), contienía la famosa canción del mismo título (inspirada en el Muro de Berlín) que se editaría como single a finales de ese año en distitos idiomas (francés y alemán). El single, a pesar de condición de «gran clásico de Bowie» hoy en día, funcionó bien en Europa, pero supuso un gran fracaso de ventas en el resto del mundo en su momento, y el LP funcionaría bien en países como Inglaterra (donde se le declaró disco del año en numerosas publicaciones) o Alemania, pero sería un estrepitoso fracaso en EEUU. Curiosamente mientras sus ventas bajaban, su reputación artística subía como la espuma. Mientras las emergentes bandas punks criticaban a todos los artistas dinosaurios de la época, Bowie era considerado todo un refernte a imitar por los jovenes y rebeldes músicos.Heroes continuaría la estética de su antecesor (aunque más guitarrero) produciendo atmósferas aún más arregladas en cuanto a sintetizadores y electrónica, pero en su conjunto se resentía de cierta falta de temas comerciales o fácilmente audibles.


Si bien Low mantuvo el filón comercial del artista, Heroes y el siguiente álbum «Lodger» fracasaron a nivel de ventas en mayor o menor medida, aunque estos discos fueron inmensamente alabados por la crítica oficial y serían un eslabón decisivo entre la electrónica y la música pop por venir en la década de los 80. Bandas y solistas pioneros como Gary Numan, Joy Division, Bauhaus, o posteriormente Nine Inch Nails, reconocerían la directa influencia e inspiración de estos álbumes.


Bowie realizó una gran gira mundial en 1978 tratando de recuperar gran parte de sus fans perdidos y presentando sus dos últimos trabajos experimentales. La gira llenaría estadios y reportaría un disco doble grabado en directo, «Stage», que a la postre tendría las peores ventas de un disco de Bowie en años.


En 1979 Bowie y Eno realizan su última colaboración: Lodger. El disco se aleja de la estética de Eno y trata de adentrarse en las nuevas corrientes por venir en la década de los 80. El disco funcionaría ligeramente mejor a nivel comercial que sus antecesores, en parte gracias a unos video clips revolucionarios para la época («Boys Keep Swinging», «DJ» y «Look Back In Anger»), pero musicalmente es el primer disco de Bowie que no se considera «un clásico».


Acabando la década de los 70, Bowie se había vuelto más un referente a imitar, con una gran influencia sobre nuevas bandas y artistas, que un músico super ventas; aunque esto cambiaría en los años siguientes en los que volvería a arrasar en las listas de éxitos. El sonido opaco y experimental de la llamada Trilogía de Berlín (aunque sólo «Low» y «Heroes» se grabaron en Berlín, ya que «Lodger» se hizo en Nueva York) sería determinante para varias de las nuevas corrientes musicales que se estaban originando por esas fechas, como el rock gótico, el post punk, el synth pop, el new wave o el new romantic.

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